jueves, 6 de diciembre de 2012

El gran salto de la ciencia y el marketing



Deporte y ciencia se unen para batir nuevos records contra los elementos del planeta. Esta vez fue el paracaidista austriaco Felix Baumgartner que con 43 años se puso el desafío de superar la velocidad del sonido saltando desde la estratosfera, a más de 36.000 metros del suelo.
Pero el camino para lograrlo no fue fácil. Además de la preparación física y mental se requería la intervención de ciencia y tecnología, para crear instrumentos lo suficientemente resistentes como para soportar la velocidad, las bajísimas temperaturas, el viento y otras circunstancias imprevisibles que pusiesen en riesgo la vida del paracaidista. El equipo de Red-Bull Stratos, patrocinador y organizador de lo que ha sido, no solo un experimento para la ciencia, sino también un espectáculo mediático, se trasladó a Roswell (México) en el mes de julio para ir preparando el gran salto.
El evento sufrió hasta dos retrasos debidos a rachas de viento que amenazaban el éxito del salto de Baumgartner. Eran cerca de las cinco y media de la tarde cuando por fin las condiciones meteorológicas permitieron lazar el globo que portaba la cápsula, en la que iba el paracaidista, y que debía elevarse unas tres horas para alcanzar la altura apropiada. A los 7.600 metros de altura el oxigeno se vuelve insuficiente para respirar, por lo que las características del equipamiento se habían diseñado meticulosamente: la cápsula, el traje, los paracaídas y el globo, aunque este último era lo más estándar.
El globo fue construido con un plástico tremendamente fino, con un diseño estándar que se había ido mejorando para estudios científicos en los últimos sesenta años. Media casi 200 metros sin hinchar, por lo que en el momento de lanzarlo los miembros del equipo tenían que  ser estrictamente cuidadosos con el viento, ya que podría romperlo, y si se hinchaba demasiado, podía explotar. El globo alcanzó la altura de 36.000 metros y siguió subiendo hasta los 39.000 metros para luego descender y despresurizarse poco a poco, mientras Félix se preparaba para el salto. La cápsula tenía 2 metros de diámetro y había sido probada en sistemas de vacío.
Félix tenía que soportar una presión muy baja, inferior a la equivalente a 12.000m., y así evitar que los gases de su cuerpo se expandiesen y sufriese problemas de descompresión. Por ello estuvo respirando oxígeno puro desde dos horas antes del despegue, para eliminar estos gases en la medida de lo posible. A las 20:07h. Félix dio el salto y tras un momento tenso para todos los espectadores y miembros del equipo, consiguió colocarse en la posición adecuada para descender: de cabeza.
El casco y el traje eran los dos elementos más innovadores y los que más atención requerían. El traje estaba presurizado y contaba con suministro de oxígeno, un sistema de control de la presión, auriculares y micrófono, sensores de velocidad y orientación GPS, paracaídas principal y paracaídas de emergencia, altímetro, droga estabilizadora y una cámara HD en cada pierna. Era imprescindible que Félix pudiese mantener el control de su cuerpo, por lo que el traje y el casco se desarrollaron partiendo de los equipamientos que usan los pilotos de aviones de reconocimiento de gran altura, pero con las modificaciones necesarias para que el paracaidista pudiese gozar de la visibilidad y flexibilidad.
Durante el primer minuto, a una velocidad de caída de más de 1.000 kilómetros por hora, el paracaidista perdió el control, pero gracias al entrenamiento fue capaz de volver a la posición. La barrera del sonido está en unos 1.224 kilómetros por hora en condiciones normales a la altura del mar, pero es menor a medida que aumenta la altitud. A la altura a la que descendió Baumgartner, el sonido viajaba a unos 1.100 kilómetros por hora. El austriaco la superó alcanzando los 1.173 kilómetros por hora en los primeros 40 segundos de caída libre.
En el caso de haber perdido el conocimiento, o no haber podido abrir a tiempo el paracaídas, el traje iba preparado hasta en el más mínimo detalle. En total llevaba tres paracaídas, el principal que tenía 25 metros cuadrados, el de reserva por si el primero fallaba, y otro de guía por si en caso de perder el control no podía activar ninguno de los dos. Por fin, tras 5 minutos y 35 segundos de caída, a las 20:19 horas, Félix volvió a pisar tierra.
El salto de Baumgartner ha tenido ciertas significaciones en lo que a ciencia y tecnología se refiere. Se han obtenido nuevos datos sobre la resistencia del cuerpo humano en condiciones límite y sobre la resistencia de las tecnologías. Datos que servirán para aumentar la seguridad en algunos trajes espaciales, aunque no serán aplicables en muchos casos, ya que las misiones de la NASA, por ejemplo, superan en 8 ó 10 veces la distancia a la que saltó el paracaidista. Otra de las observaciones susceptible de analizar y aplicar a otros experimentos o misiones es el comportamiento de Félix, que consiguió evitar el efecto ‘barrena’ que causa la pérdida de consciencia y podría haber dado lugar a una hemorragia cerebral.
Así mismo, el traje ha supuesto un nuevo desafío para la tecnología científica ya que se tuvo que desarrollar con materiales que fuesen capaces de soportar 70ºC bajo cero, una temperatura similar a la de Marte. Y por último y especialmente, el importante hecho de que un hombre haya sido capaz de sobrevivir al atravesar la barrera del sonido, algo que nunca antes se había hecho. Ahora los científicos analizan el momento en el que pasó esta barrera para poder averiguar el momento exacto en el que tuvo lugar la explosión sónica, una onda que Félix asegura que ni siquiera percibió.
Lo que sí que ha conseguido este desafío, al margen de las contribuciones científicas para proyectos futuros, es que Félix Baumgartner pase a la historia batiendo un total de 3 records: el vuelo más alto en globo tripulado, la caída libre desde mayor altura (36.000m. aprox.) y el de alcanzar y superar la velocidad supersónica en caída libre (1.110 Km/hora). Además de ser, sin lugar a dudas, una de las mayores operaciones de marketing de la historia por parte de Red Bull, presenciada y retransmitida en unas 150 cadenas de televisión de todo el mundo.


1 comentario:

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