El documental “Who killed the electric car?”,
proyectado en la III Semana Verde en la Universidad Carlos III de Madrid ,
muestra los primeros pasos que dio el coche eléctrico desde 1990 hasta 2001 en
Estados Unidos. Un análisis de cómo el EV1 de General Motors y otros modelos aparecieron
en el mercado, creando unas expectativas en la lucha contra la contaminación y después,
simplemente, desaparecieron de las calles. La combustión de un litro de
gasolina emite unos 10 kilos de dióxido de carbono a la atmósfera, entonces, si
este coche representaba una excelente oportunidad de mejora para la salud del
planeta y de millones de personas, ¿por qué desaparecieron todos?, ¿por qué
solo han quedado algunos modelos inutilizables en los museos? Y, por supuesto,
¿quién o quiénes fueron los culpables?
A día de hoy, con los
Objetivos 20-20 del plan de la Unión Europea para reducir los gases emitidos a
un 20% por país para el año 2020, parece ser que un futuro con coches
eléctricos podría estar a la vuelta de la esquina. Pero, los dos mayores
enemigos de su desarrollo e implantación, siguen siendo los mismos: empresas
automovilísticas tradicionales,
petroleras e intereses y políticas comerciales.
En España, según
ingenieros de Escudería uc3m, ya funcionan algunos autobuses eléctricos. La
única barrera a su comercialización estaría en las propias empresas que no
quieren sacarlo al mercado. Como se comentó durante la conferencia en la Carlos
III, está el problema de las baterías eléctricas que se agotan cada 5 años y el
precio de renovarlas equivale al 40%-60%
del precio del coche; pero esto se solucionaría con los nuevos sistemas de
motor con aire o con los híbridos. El litio es indispensable para la
fabricación de baterías. Dentro de unos cuarenta o cincuenta años, cuando el petróleo desaparezca, en el litio podría
estar el futuro de la economía del sector de los transportes. De ahí las
recientes excavaciones e implantación de multinacionales, empresas mineras y
automotrices en Bolivia, Chile y Argentina, regiones que concentran el 85% de
las reservas mundiales de es te material. El resto estaría en EEUU y China.
En la recarga del
coche, aunque podría plantearse el inconveniente de que toda la población no
dispone de garaje, ya se están implantando tomas de electricidad para coches
eléctricos en algunos puntos de las ciudades. Y, aunque actualmente
prácticamente nadie ha visto un coche enchufado a ellas, están ahí porque se
prevé que eso suceda. La infraestructura eléctrica para colocar estas tomas ya
está ahí, ya existe bajo las calles, solo habría que poner la toma de carga.
Los nuevos avances e investigaciones en este campo no hacen sino dejar ver que
el futuro del coche eléctrico está más cerca de lo que imaginamos.
Empiezan
a aparecer nuevos proyectos pioneros en este campo. Endesa ha puesto en marcha
un consorcio para el proyecto europeo Unplugged, que permite desarrollar una
recarga más rápida de vehículos sin necesidad de cables elécticos mediante una
carga inductiva. El objetivo es que el conductor pueda poner su coche sobre una
plataforma en el suelo y cargarlo sin contacto físico. La investigación abarca
también el uso de esta carga en entornos urbanos, para mejorar la
electromovilidad. El proyecto forma parte de una investigación europea
respaldada por el Séptimo Programa Marco de Investigación y Desarrollo
Tecnológico (7PM), formado por empresas privadas, centros de investigación,
universidades europeas y la colaboración de distintas ciudades. Además, el
sistema tendría las ventajas de funcionar en entornos desfavorables como con
temperaturas extremas, bajo agua, hielo o nieve. Añadiendo la importante
cuestión de que no supondría un impacto visual negativo en el paisaje urbano
gracias a la eliminación de cables.
Sin embargo, aún
existen inconvenientes para los coches eléctricos, por ejemplo, cómo producir
esa electricidad. Siempre y cuando provenga de energías renovables (como
eólica, solar y termosolar), las baterías de litio no contaminarán ni dañaran
el medio ambiente. La paradoja sería construir coches más ecológicos y que
luego sea necesario seguir produciendo CO2 para ponerlos en marcha.
Los híbridos permiten
que el coche contamine menos que los vehículos tradicionales utilizando la
mínima parte de energía procedente de un motor de combustión interna combinado
con motor eléctrico. Estos vehículos serían un punto intermedio en la carrera
hacia la movilidad eléctrica, un sector que cada vez atrae más inversiones y en
el que se están desarrollando diferentes investigaciones. Hace unos años,
cuando apareció el vehículo eléctrico en EEUU, aún era demasiado pronto y la
sociedad no estaba preparada. Sin
embargo, ahora las empresas automovilísticas no dudan del potencial de éste y
es difícil hallar una multinacional que no quiera involucrarse.
General Motors,
después de haber creado un ‘cementerio’ de coches eléctricos convertidos en
chatarra para reciclaje y tras haberse enfrentado a las protestas que ello
ocasionó, ha vuelto a las andadas. La empresa, que ya tiene a las espaldas la
experiencia de haber fabricado y comercializado hace años con vehículos
eléctricos, ha anunciado para 2013 la producción de otro modelo de coche
eléctrico, el Cadillac ELR, basado en el motor eléctrico de su Chevrolet Volt.
En España se pueden
ver ya las inversiones en esta nueva industria. Empiezan a aparecer las
apuestas por la movilidad verde, y ya se cuenta con subvenciones para la adquisición
de turismos y furgonetas eléctricas, de hasta 5.000 euros y de hasta 700 para
las motocicletas. En Vitoria-Gasteiz se inauguró el Centro de Movilidad del
Vehículo Eléctrico, que ha recibido a más de un millar de personas. Y en Toledo
se implantarán hasta diez tomas para la
recarga de vehículos. La sociedad comienza a interesarse por saber más de este
nuevo transporte ecológico y de las posibilidades de conseguir uno.
Estos
son solo los primeros pasos, aún queda mucho para llegar al desarrollo ideal de
este vehículo, pero las innumerables ventajas ya se pueden advertir. Al cuidado
medioambiental se le añade la posibilidad de reducir el riesgo de accidentes, ya
que el coche pesa menos (sin motor de plomo) y es más fácil acelerarlo con un
gasto menor de energía y frenar más rápidamente, disminuyendo la distancia de
frenado. Al margen del desarrollo de los coches y sus baterías está la
importante concienciación medioambiental, fundamental para muchos escépticos.
Siempre resulta complicado acostumbrar a la población a los cambios y sacarla
de lo que siempre ha conocido y a lo que están acostumbrados.
Carrera de 'Star Wars: La Amenaza fantasma' |
Quizá las carreteras
y vehículos del futuro no se parezcan en nada a lo que conocemos ahora, pero
está claro que el nuevo negocio que se desarrolle estos años no convivirá con
el actual transporte y mucho menos lo hará con su fuente de energía. Serán las alternativas
que tarde o temprano acabarán por sustituir un mercado abocado a su fin. Por lo
que sería una falta de perspectiva empresarial para las grandes empresas y un
grave error no querer formar parte de la carrera hacia el vehículo eléctrico.
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