viernes, 23 de noviembre de 2012

Estados Unidos, medios y poder



El martes día 6 de noviembre el Partido Demócrata venció en las reñidas elecciones generales de Estados Unidos. Obama salió reelegido como Presidente con mayoría en el Colegio Electoral, con total de 332 votos frente a los 206 de Romney, pero sin mayoría del voto popular. Algo que ha ocurrido ya en cuatro ocasiones a lo largo de la historia de las elecciones estadounidenses.
Las elecciones estadounidenses llevan consigo auténticos espectáculos mediáticos que tratan de hacer ver a la opinión pública que los candidatos de los partidos cumplen los requisitos para ser elegidos; entre estos, la imagen juega un importante papel. Se puede decir que se busca un líder con honestidad, que sea un hombre excepcional, respetado en el mundo y que ría, pero también sea capaz de llorar. Todo esto tiene que ser escenificado en televisión, y en los discursos y actuaciones para el gran público, que tienen lugar en las Convenciones.
Los candidatos Mitt Romney y Barack Obama han estado muy igualados hasta el último momento. Según una encuesta realizada en junio, Romney ganaba en la percepción popular por  valores, liderazgo y honradez. Mientras que Obama tenía ventaja por simpatía, confianza de la gente y comprensión de problemas cotidianos.
Pero las elecciones no tendrían sentido sin los debates y los duelos entre candidatos, algo que en la Era de la Comunicación y de la “video-política” es crucial. Los debates les permiten llegar a una gran cantidad de votantes, con la oportunidad de captar a los indecisos, de desmoralizar a los que van a votar al oponente, movilizar a los votantes potenciales y afianzar el voto seguro. Además de proporcionar cercanía con el público.
Una de las claves de la campaña de 2012 ha sido los Swing State, que son los Estados en los que los resultados no son predecibles, dependen de la situación del momento. En estas elecciones los expertos señalaron que podían englobarse dentro de este grupo hasta un total de 12 Estados, con 151 votos electorales, es decir, más de la mitad de los 270 que es necesario alcanzar y Obama fue quién ganó en estos Estados una buena ventaja frente a Romney.
Entre los temas que han sido más considerados por los votantes están: la economía, tema en el que a pesar del descontento Obama ha mantenido una cierta ventaja; el empleo, que con un aumento de las cifras dificultaba la reelección de Obama; el déficit, prioritario para los votantes a favor de Romney, y la sanidad, que mantenía dividida a la población.
El voto hispano también ha sido una de las claves (según un censo el número de estadounidenses de origen hispano ha alcanzado los 50 millones). Obama no ha reformado el sistema de inmigración como prometió en 2008; aún así ha seguido apostando por mantener el apoyo de los hispanos, dando muestras de que pretende conseguir lo prometido: la inmigración es una de las grandes polémicas en EEUU. El voto de los latinos se considera un “voto dormido” porque prácticamente la mayoría no acuden a votar. En 2004 los republicanos ya obtuvieron el apoyo del 42% de esta comunidad. Este año ha quedado clara la importancia de este grupo de votantes y tanto uno como otro candidato han dedicado importantes fondos a preparar campañas para conseguir el voto hispano.
En el debate que se celebró en Arizona, los candidatos republicanos Romney y Santorum criticaron duramente a Obama por ser demasiado blando con la inmigración ilegal; al igual que por su “ataque a la libertad religiosa y de conciencia”, en referencia a otra de las polémicas principales de las elecciones: los métodos anticonceptivos o el aborto
La población ha votado más en función de los candidatos que de las promesas, cumplidas o no,  y de las políticas de cada uno. Además, las elecciones han estado caracterizadas por un increíble bombardeo mediático de las campañas.
El poder siempre ha estado muy ligado a los medios de comunicación y al control de la opinión pública. La cultura electoral estadounidense puede considerarse un referente para el resto de países. Hasta 1960 no se creía en el poder de los debates electorales, pero el desarrollo de la comunicación ha acabado por confirmar que son necesarios, incluso si vas ganando. Los debates juegan un importante papel a la hora de determinar un ganador, la gestualidad e imagen de los candidatos es fundamental, por ello cada vez se dejan menos elementos al azar. Se controla todo, desde el tipo de calcetines que lleva el candidato, a detalles como: no enfrentarse al moderador, no enfadarse nunca, no leer cada cosa que se va a decir, etc…; e incluso, se  negocia con la cadena cuál es el público que va presenciarlo. Los debates son auténticos fenómenos sociales en los que resultan de gran importancia el lema del partido y el discurso del candidato.

HISTORIA ELECTORAL Y  ESTRATEGIAS
George Washington, el primer Presidente de EEUU, fue elegido sin hacer campaña y por unanimidad de votos electorales en 1789. Lo que sí se tenía presente era el poder de los discursos y los mensajes clave: “La forma más eficaz para preservar la paz es estar preparado para la guerra”. En aquella época, solo votaban los hombres blancos que tuvieran propiedades. Con la extensión al sufragio universal las campañas evolucionaron y descubrieron el poder de los medios de comunicación y de la comunicación de masas.
La fecha de inicio de las campañas electorales ‘modernas’ podría situarse en 1952, con Eisenhower vs. Stevenson, con los que se acuñó el término de ‘marketing político’. La llegada de la televisión permitió alcanzar una audiencia masiva y se empezaron a hacer los primeros sondeos, al igual que los spots cortos que hicieron que las campañas adoptaran un enfoque más comercial, orientado a satisfacer demandas de la población.

Con Kennedy vs. Nixon (1960) tuvo lugar el primer debate televisivo, en el que se veía a Kennedy con mucha seguridad y buena imagen frente a un Nixon pálido y sudoroso. Sin embargo, quiénes escucharon este debate a través de la radio, sin tener en cuenta la imagen, creyeron que Nixon había sido el vencedor. En esta campaña el discurso de Kennedy fue el que quedó por encima, con su frase: “No os preguntéis qué puede hacer vuestro país por vosotros. Preguntaos qué podéis hacer vosotros por vuestro país”.
En las elecciones de Johnson vs. Goldwater (1964), la televisión se sobrecargó con anuncios negativos. Los demócratas utilizaron el famoso vídeo Daisy Spot en el que se veía a una niña deshojando una margarita y justo después una explosión nuclear. Después de la campaña de Nixon (1968) se empezó a confiar en los consultores políticos y se vio la importancia de crear una buena imagen del candidato, algo fundamental, en lo que se ha ido mejorando hasta el día de hoy, como se puede ver en el film sobre Sarah PalinGame Change’ (2012).
Con Bush (1988) se hizo un gran uso del ‘free media’: numerosas apariciones en los medios a causa de una gran implicación y participación en eventos de interés público. En 1992 con Clinton vs. Bush se combinaban ya una multitud de estrategias, desde spots y entrevistas  hasta talk shows. En 2004 con la llegada e implantación de internet las webs de Bush y Kerry se convirtieron en uno de los principales lugares para conseguir simpatizantes y recaudar fondos, con vídeos online mucho más provocativos.
En las elecciones de Obama vs. McCain en 2008, fue el primero el que llevó a cabo una revolución en el uso estratégico de Internet y de las redes sociales, una revolución en las campañas de comunicación política. En estas elecciones, una de las claves ha sido la presencia masiva en Internet; las redes sociales han jugado un importante papel en el que atendiendo a las cifras de suscriptores ha ganado, sin lugar a dudas, Obama (un 73% en Facebook, un 92% en Twitter, un 90% en YouTube y un 96% en Flickr, con respecto a Romney), al igual que la movilización del voto demócrata. A pesar de estos datos, las encuestas pronosticaban que se situaban prácticamente al mismo nivel.
En las elecciones de 2004 Obama llegó como la gran esperanza para los americanos, pero ha perdido a muchos que han quedado decepcionados a lo largo de su mandato. De ahí el lema escogido, consciente de las debilidades y que trataba de recuperar o al menos dar un empujón a quienes ya no veían con claridad esa “gran esperanza”, clamando: “The Best is Yet To Come” (Lo mejor está por venir). 


La cultura electoral de EEUU es un referente para el resto de países, con un legado que deja algo más que un largo recorrido en el desarrollo de “estrategias” o “manipulaciones” políticas. Se trata de una fiesta a nivel mundial, no hay más que ver cómo se vive en otros países el día de las elecciones norteamericanas sin importar qué hora sea en los mismos. Y es que, en cierto sentido, quién vaya a ser el próximo Presidente de Estados Unidos es algo que nos inquieta y nos afecta a todos. Al igual que para el mundo en general es revelador el hecho de que las mujeres y las minorías ocupen este año la mayoría de los escaños en la Cámara de Representantes.  

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